Siempre he dicho que soy más de salado que de dulce.
Además, en la cocina, cuando me pongo con platos salados improviso texturas, colores y olores.
Con el dulce me falta seguridad, fluidez, me cuesta ser espontánea.





El queso es uno de mis alimentos favoritos, y la tarta de queso siempre ha supuesto uno de mis postres favoritos. Además la asocio con los caprichitos que nos pegábamos mi madre y yo cuando era cría.




Pues bien, os dejo el vídeo, ya me direís lo que opinaís 🙂




Ingredientes:
– 500ml de queso Mascarpone.
– 8 cucharadas de azúcar.
– la ralladura de 1 limón
– medio limón exprimido (pequeñito, que marca mucho, si eres muy golos@ no le pongas).
– 2 cucharadas de maizena (tamízala, que se hace grumos con mirarla)
– 3 huevos.
– 1 vaso pequeño de leche.
– 200 ml de nata.
– mantequilla para forrar el molde.

Base:
– Galletas de mantequilla (típicas de lata holandesas) .
– Chorreón de Baileys.

Elaboración:
Forramos un molde con mantequilla (fondo y paredes).
Machacamos las galletas y las mezclamos con el Baileys.
Cubrimos el fondo con la masa.
Enfriamos en la nevera. Yo lo tuve hora y pico.

Precalentamos el horno (200º)

En otro bol grande, mezclamos todos los demás ingredientes y batimos. Sugiero que dejes para lo último la maicena y el azúcar, que espesan , mezcla todos los anteriores ingredientes, y luego ve añadiendo estos dos.

Cuando tienes una mezcla homogénea, lo ponemos en el molde y lo metemos al horno a 175º durante una hora y media generosa.

En caliente es una tarta blandita, pero según se enfría va cogiendo cuerpo y endurece. Y sí, se desinfla un poco, pero está divina.






Como siempre, gracias por leer, y ¡Océanos de amor 😉 !