Calamar rizado con hongos, sopa de su tints y salteado de nueces y ajetes. (No diré nada del capricho de jugar a ser Dios mezclando mar y montaña…) |
Hamburguesas de rabo de toro y foie
Ligeramente secas pero ricas en general (7)
Fototuenti en el baño de niñas |
El baño de hombres |
Lámpara para http://www.uberrimas.com |
Henar flipada con la cámarita |
Pedí patatas fritas, estaban un poco harinosas y tiesas.. pero ricas. (5/10)
El rey de mi comida fue el postre, impresionante galleta con helado de vainilla y chocolate fundido (9/10)
Henar |
Pilar |
Luis |
Servidora |
Os os voy a contar un desayuno de princesa de los chulos, de los compartidos, divertidos y sabrosos.
El plan era desvirtualizar a Marta (@pasean2 ), del blog Pasean2. Llevaba un tiempo haciéndose la remolona, pero por fin coordinamos esa mañana y nos invitó a su casa, a dar cuenta de la maravillosa tarta de manzanas Pink Lady de Isabel Maestre.
Digo nos porque se nos unió Luis (@luisete ) de Profundidad de campo (entre otros, que el muchacho y su doñita son hiperactivos).
Lo dicho, compartimos la tartita e incluso grabamos este video 🙂
Comenzamos con cafecito:
Impresionate textura, sabor dulce y delicado, sin empalagar y presentación de lujo, como veis en la foto.
Luisete ya marchó a trabajar y nos quedamos nosotras solas.
Pensaba no enrollarme demasiado, no me había hecho comida, quería volver a casa y hacerme algún tupper, no quería agobiar, y mira, toda la santa mañana juntas, jeje.
Después de un rato de cháchara, nos fuimos dando un paseo al Mercado de San Antón:
Y sus amplios sofás. Me hubiera tirado ahí horas.
El caso es que sabía que la mañana prometía, pero superó mis espectativas ¡Gracias guapos!
Océanos de amor 🙂
– Servir frío.
No pude ir a verte, no pude escaparme de mis rutinas, no pude hablarte…
No pude sentarme en tus rodillas y que me susurraras:
Pensé en escribirte, no me sale nada coherente, nada que me llene.
Por suerte Juan tuvo uno de sus detalles, fue a verte y me trajo mi libro favorito, Tumbuktú, en inglés, con tu firma, y tu último retoño.
Bueno Paul, voy a leerte un poco y me voy a dormir.
Bruno tiene 6 años, es de los más altos de su clase (y está orgulloso de ello), es moreno, con el pelo siempre hecho un revoltillo, las rodillas raspadas y los zapatos sucios.
Es sábado por la mañana, el sol empieza a saludar, tímido, en el horizonte.
Ya no corre a la cama de sus padres, se acerca en silencio, les observa, desencajados, vulnerables, armoniosos.
Papá ronca, de forma tranquila, pausada, pero constante.
Mamá está preciosa.
Se mete entre los dos, despacito, donde más calor hace, se hace una bolita, y allí se siente seguro, ya nada puede pasar.
[…]
Hay ruido en el piso de abajo, se oyen susurros de cocina, platos, vasos..
Tiene que ser tio Pedro.
Planta los pies en el suelo, en calcetines.
Baja despacio, en pijama y bostezando. Le duele la cara al sonreír, pero no puede evitarlo.
Pedro ha puesto música, bajito, para no molestar a los de arriba, pero siempre creando esas islitas de intimidad de las que Bruno no es totalmente consciente, sencillamente las disfruta y se regodea en ellas con sonrisas y risas.
Ha traído pan, una hogaza grande que da ganas de abrazar, pero el hambre toma fuerza y gana la batalla.
El tio se acerca le achucha sin agobiar (mamá se pasa, papá no sabe y sería extraño si lo hiciera) y le sienta en un taburete, le planta delante una tabla, la hogaza y el cuchillo del pan.
«Vamos a cortar rebanadas» le dice, y lo hacen, Bruno guiado por las manos de Pedro, que controlan sus movimientos.
Tuestan ligeramente el pan, lo riegan con aceite y listo.
Pedro le añade pimienta, Bruno prefiere azúcar.
Y comen, y rien, y hablan…
Hoy os hablaré de Fermín y Adela.
Entre los dos llegan a los 120 años y Fermín siempre suelta el chascarrillo entre lo que suman y el peso del matrimonio. Adela ya no le ríe la gracia. Pero se enternece.
Atrás quedaron las tardes en el paseo. Fermín queriendo avanzar, con sus grandes manos, con dedos gruesos, rollizos, rojizos, manoseando curvas y recovecos y Adela frenando por educación, por el debe ser, sofocada, ruborizada y por supuesto, excitada.
Atrás quedaron las noches en vela. La una cargada con el biberón. El otro haciendo encaje de bolillos con la nomina.
Los chicos se fueron.
La casa se quedó tranquila. Lejos de la jarana y la alegría de una casa con críos.
Adela quiere nietos. Quiere volver a sentirse útil, adorada, idolatrada y heroína.
Fermín quiere tranquilidad. Los chicos están bien, no se preocupa. Los nietos serian bienvenidos, pero sin angustias. Que ahora las relaciones no son como antes.
Sale pronto del trabajo. Le queda poco que amasar. Es panadero. Su frase favorita (con los compañeros, claro) es que lleva más años amasando que cascándosela.
El sexo con Adela es el único sexo que ha disfrutado. Salvo una extraña fricción con la vecina de enfrente, la madre de Carlitos, allá por sus años mozos.
Adela es grande, rotunda, prieta. Sus pechos son enormes y tentadores, pero la debilidad de Fermín es el culo, norme, duro y contundente de Adela.
Según llega de trabajar a medio día entra en la cocina, le da un azote y pregunta: «¿Qué hay de comer?»
Adela sonríe, coquetona: «dame un beso y te lo digo»
Fermín obedece, se besan, con cariño pero con las prisas de la rutina.
– «Tortilla de patatas»
– «Joder, Adelita, cuando te pones, te pones»
INGREDIENTES:
4 Patatas
4 huevos
4 cebolletas de dedo (una cebolla pequeña, sino)
Sal, aceite de oliva
ELABORACIÓN:
Limpiamos las cebolletas, las picamos y las pochamos en una sartén a fuego lento.
Por otro lado, pelamos, lavamos y cortamos las patatas.
En este caso las he rebanado finito, y las he frito en aceite (de oliva virgen extra) bravo, que queden tirando a crujientitas.
Dejamos escurriendo las patatas en un escurridor, mientras batimos los huevos.
Añadimos sal a los huevos.
Mezclamos la patata, con el huevo y la cebolleta.
Removemos hasta que la patata se empapa del huevo.
Calentamos la sartén en el fuego.
Doramos por un lado.
Damos la vuelta a la tortilla con ayuda de un plato.
Sellamos y emplatamos.
Reposada está buenísima.
Océanos de amor.
PD: Obligatorio cantar la canción con el brazo en cabestrillo sobre la frente.
Siempre he dicho que soy más de salado que de dulce.
Además, en la cocina, cuando me pongo con platos salados improviso texturas, colores y olores.
Con el dulce me falta seguridad, fluidez, me cuesta ser espontánea.
El queso es uno de mis alimentos favoritos, y la tarta de queso siempre ha supuesto uno de mis postres favoritos. Además la asocio con los caprichitos que nos pegábamos mi madre y yo cuando era cría.
Ingredientes:
– 500ml de queso Mascarpone.
– 8 cucharadas de azúcar.
– la ralladura de 1 limón
– medio limón exprimido (pequeñito, que marca mucho, si eres muy golos@ no le pongas).
– 2 cucharadas de maizena (tamízala, que se hace grumos con mirarla)
– 3 huevos.
– 1 vaso pequeño de leche.
– 200 ml de nata.
– mantequilla para forrar el molde.
Base:
– Galletas de mantequilla (típicas de lata holandesas) .
– Chorreón de Baileys.
Elaboración:
Forramos un molde con mantequilla (fondo y paredes).
Machacamos las galletas y las mezclamos con el Baileys.
Cubrimos el fondo con la masa.
Enfriamos en la nevera. Yo lo tuve hora y pico.
Precalentamos el horno (200º)
En otro bol grande, mezclamos todos los demás ingredientes y batimos. Sugiero que dejes para lo último la maicena y el azúcar, que espesan , mezcla todos los anteriores ingredientes, y luego ve añadiendo estos dos.
Cuando tienes una mezcla homogénea, lo ponemos en el molde y lo metemos al horno a 175º durante una hora y media generosa.
En caliente es una tarta blandita, pero según se enfría va cogiendo cuerpo y endurece. Y sí, se desinfla un poco, pero está divina.
Como siempre, gracias por leer, y ¡Océanos de amor 😉 !
Vuelvo a la carga. Más música, más carne.
Ayer fue un día de los de borrar del calendario.
Por un lado la gorda (mi coche, una fregoneta de los que ahora se llaman monovolumen) vuelve a dar problemas. De un tiempo a esta parte da muchos más problemas de los que debería. Le hago kilómetros (80-100 diarios), pero en estos últimos meses le he cambiado el embrague, la correa de distribución, y por lo visto ahora le falla el turbo.
Ayer cuando me disponía a llevarla al taller… no estaba.
La gorda vale un valer, pero todavía no es tan independiente. Se la había llevado la grúa.
Impensable, en Las Rozas nunca he visto una grúa, y menos en mi barrio, que si se lían a retirar coches mal aparcados nos dejan el barrio como el Gobi.
En fin, sí, me salía la rueda delantera del aparcamiento. No molestaba a nadie, pero la crisis es la crisis, y los 199 euros que me costó la broma le habrán venido bien.
RE en fin, la gorda está en quirófano. Don Vito (sí, es su nombre, mola ¿eh?) augura que me va a llevar mucha pasta y mucho tiempo. Hala, y sin vaselina.
Me han dejado un Seat Ibiza que va bastante bien (gasolina y 70 caballos son mejorables, pero tengo como ir al curro) hasta el miércoles.
Eso, con seis horas dormidas y tras una jornada con malísimas condiciones meteorológicas en europa, hizo de mí un rastrojo al final del día.
Hoy descansé, recuperé fuerzas y brilla el sol.
Me encantan estos días fríos de invierno en los que el sol nos salva de perder los dedos de pies y manos e ilumina con esa luz blanquecina tan característica.
Al tema, os dejo otro vídeo, menos mareao, pero parece que tengo un ligero Parkinson. Lo prometo, no voy puesta de coca…
INGREDIENTES:
– Solomillo de ternera
– Hierbas frescas (no soy amiga de hierbas secas, salvo excepciones.. ) Albahaca, cebollino, romero y eneldo, las proporciones van por el mismo orden que las he enunciado. Reduciendo según avanzamos
– Pimienta negra recién molida
– Escamas de sal
– Tomatitos cherry
– Piñones
– Lascas de parmesano
– Aceite de oliva virgen extra variedad picual
ELABORACIÓN:
Picamos las hierbas finito, las emulsionamos con el aceite, la pimienta.
Embadurnamos el solomillo (aquí lo bueno es dejar que se aromatice un par de horas o toda una noche, en mi caso no esperé y lo hice inmediatamente)
Plancha a tope, y vuelta y vuelta (la carne, como todo, al gusto, a mí me gusta que no sangre, pero que esté rojita, para lamer suelas de zapatos que se apunte otro :P)
En el aceite que nos sobra en la plancha, doramos unos piñones.
Emplatamos con los tomatillos y el queso. Añadimos la sal y más pimienta y listo.
Gracias por leer y… ¡Océanos de amor!